No me indigno, porque la indignación es para los fuertes. No me resigno, porque la resignación es para los nobles. No me callo, porque el silencio es para los grandes. Y yo no soy ni fuerte, ni nobble, ni grande. sufro y sueño. Me quejo, porque soy débil; porque soy artista me entretengo tejiendo con musicalidad mis quejas y retocando mis sueños conforme el modo que encuentro de hacerlos mas bellos.
Solo lamento no ser un niño para poder creer en mis sueños o un loco, para poder alejar de mi alma a todos los que me rodean.
Tomar el sueño como algo real, vivir demasiado los sueños impuso esta espina a la rosa falsa de mi vida soñada, que ni siquiera los sueños me agradan, porque les encuentro defectos.
Ni siquiera pintando ese cristal en coloridos tonos me oculto el rumor de la vida, ajena a mi estar observándola, tan del otro lado.
Dichosos los costrucotres de ideas pesismistas! No solo se amparan en ellos mismos de no haber hecho nada, sino que además se alegran de lo que explican y se incluyen en el dolor universal.
Yo no me quejo del mundo.
No protesto en nombre del universo.
No soy pesimista. Sufro y me quejo, pero no sé si lo que hay de malo es el sufrimiento, ni sé si es humano sufrir. Qué me importa saber si eso es cierto o no?
Sufro, y no sé si merecidamente.
Yo no soy pesismista. Soy triste.
Fernando Pessoa
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